Ary Rowshan: “Yo diría que el éxito es para los aventureros”
- Pre Amada
- 16 ene 2021
- 3 Min. de lectura
Insaciable, inquieta y poderosa. Una mujer empresaria que fluye como el río de los siete colores. Es madre, hija, hermana y esposa. Proyecta con su estilo maximalista las raíces de su Persia natal y no se detiene ante las adversidades. Su arte en el mundo del diseño de interiores y textil la convierten en una mujer vanguardista.

Ary Rowshan es natural de Teherán. Llegó a Bilbao a finales de los 90, incorporándose casi de inmediato a una empresa de alfombras persas que lideraba su ahora marido. La cultura iraní y una niñez llena de sabores y colores la envolvieron de por vida en el estilo maximalista y potente y extravagante.
Su padre, un gran importador de alfombras persas, le regaló toda la sabiduría que hoy la inspira y la mueve. Su look personal la lleva a destacar a kilómetros. Rowshan -de 49 años- es un espíritu libre, es atrevida y multidisciplinar. La profundidad de su oscura mirada refleja el alma apasionada de un niño inocente, pero también la fortaleza de quien ha apostado, se ha caído y levantado.
Ha sido la diana para los dardos de quienes no reparan en criticar, pero su autoestima y su inconformidad la llevan a no dejarse opacar por el qué dirán. La cocina iraní -muy aromática y explosiva - la llevó a imaginarse un espacio que le permitiera ofrecer a los bilbaínos ese trocito de su país. Fue así como -sin dejar de lado el negocio familiar de las alfombras- Ary y su marido Darío Rowshan, emprendieron juntos un proyecto hostelero que combina el mundo del diseño persa con la gastronomía: Pershic. Allí no solo encuentra su pasión sino también la oportunidad de mostrar al mundo su arte.
“Soy creatividad, un espíritu libre, tengo que salirme de lo convencional”
Las manecillas del reloj apuntan la hora del encuentro. Ary Rowshan entra por la puerta principal del Pershic llevando una combinación de prendas que refuerzan su potente personalidad.
Sentada en la oficina que ha decorado con alfombras persas y flores naturales, Rowshan confiesa que no le tiene miedo a la incertidumbre y que es necia en cuanto a sus aspiraciones. Su familia la ha apoyado siempre, pero también admite haber tenido “ciertos roces” por su manera de ser y expresarse: “Mi familia es muy cuadriculada. Mi hermana, por ejemplo, es metódica y los cambios repentinos la vuelven loca, pero es mi manera de ser. Soy creatividad, un espíritu libre, tengo que salirme de lo convencional”, comenta con un tono de voz festivo.
Rowshan es madre. Su hijo Darío es la luz de sus ojos, la mueve y le pone los pies en la tierra: “Ya no puedo viajar de un momento a otro como lo hacía antes, ahora tengo a un ser que depende de mí y debo estar presente para él”, admite aún feliz.
Ha sido empresaria siempre y explica que intenta combinar todo a su alrededor con su pasión por la moda: “Mantengo a flote mis proyectos y a mi familia juntándolos en un mismo espacio”.
Es inquieta e insaciable. No se conforma y tiene ese afán innovador que la convierte en referente: “Mi estilo refleja el espíritu de personas sin prejuicios, pluriculturales. El color me da la vida, es algo subliminal, hace que sienta un estallido puro. Es mi arte, mi vida”, sostiene apasionada.
“Mi desafío es demostrar que en el maximalismo también hay elegancia”
Ary Rowshan es la espiritualidad en carne viva, no hay una característica que se asocie mejor a ella. Confiesa que aprendió mucho de su padre y su filosofía de vida: “Mi padre solía decir que si un árbol pequeño te da una sola fruta no puedes arrancarla, debes esperar, abonarlo y ser paciente”, a lo que añade: “Siembra, no lo pienses. El éxito es para los aventureros y los camicaces que no tienen miedo”.
El arte maximalista es la antítesis de la elegancia establecida. Para Rowshan esto se convierte en un juego interesante: “Mi desafío es demostrar que en el maximalismo también hay elegancia”, aclara. Su extravagancia a la hora de vestir la ha puesto en el ojo del huracán: “De mí se dicen muchas cosas. La gente critica, pero eso es bueno, quiere decir que algo estoy haciendo bien”, asegura con un tono suave y melódico.
Inspiración / الهام
Rowshan sabe cómo reinventarse y considera que la covid-19 no es más que una oportunidad: “Ahora todo es muy difícil, pero debemos ser fuertes y originales siempre”. Su reto más reciente fue hacerle frente al cierre de la hostelería abriendo el Pershic como boutique. Así dejó claro que las excusas no te llevan a ninguna parte y que en probar cosas nuevas y en atreverse está la clave.
Su apasionada visión y su esmero ante cualquier situación hace que cada espacio que pise se convierta en un nuevo reto para sí misma y un ejemplo de entereza para los demás.
Comments